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ALUCINACIONES FALICAS

Publicado: 2022-02-16

Parece que cuando los hombres no están a la altura de sus símbolos, las mujeres se los expropian sin contemplaciones. El huaco erótico de Moche se ha desinflado. Castillo se ha quitado el sombrero. En este caso, la oposición ha tomado la posta. Malcricarmen se ha hecho cargo del símbolo caído. Una foto vale más que mil palabras. Se ve a la presidenta del Congreso conspirando a lo loco, con faldas, rubia, ligera de cascos, con el brazo de la lampa alzado en fino gesto autoritario, apuntando con el dedo largo y la uña filuda a los reporteros de Hildebrant. Dedo impúdico, como el de la higa, el clásico gesto obsceno.

A la mente no le gusta el vacío, así que cuando un símbolo cae otro se yergue. Del sombrero del choclito hemos pasado al dedito de uña afilada de la dama malcriflorina. No es lo único obsceno en ella, al menos para una mirada fetichista, que inmediatamente repara en los pies, que para los psicoanalistas son unos curiosos símbolos fálicos.

Es interesante el desplazamiento del símbolo de arriba hacia abajo, de la cabeza a los pies. ¿No será que los zapatos de taco y punta afilados representen lo que da el nombre y la fama al huaco erótico de Moche? La política es obscena, la política es fetiche, engaño. Se esconde lo que desgraciadamente no hay: propósito inteligente en Castillo; se disimula lo que lamentablemente existe: designio siniestro en el dedo de la malcrimanita.

Los esplendores del poder y del dinero son "Las ropas nuevas del Emperador", un fetiche, un engaño. Algo como el monumento al inflado huaco erótico Moche. Hasta que el nada inocente Rincón revela al mundo que el presidente Castillo está desnudo de inteligencia, letras, verbo, buen juicio y solidez; y el travieso Eloy Marchán descubre ante la gallada que Malcricarmen está calata de criterio, de buen juicio, de elocuencia, de merecimientos y de entendimiento.

¿Pero qué representa el falo enhiesto, en hombres y mujeres? Pues lo que los antropólogos llaman omnipotencia del pensamiento y los psicoanalistas magia del deseo o inflación del yo, algo que los políticos y los periodistas del ramo exhiben sin vergüenza ni pudor. Pero nunca falta alguien que desinfle a las huacas y a los huacos eróticos, que confunden fantasía con poder, sueño con realidad.


Escrito por

César Delgado Diaz del Olmo

Ensayista. Autor de Hybris, violencia y mestizaje; Garcilaso, el Inca mestizo. Publica el blog: Volcandideces


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