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UNA MODESTA PROPOSICION

El contrato social establece la voluntad general para contrarrestar la voluntad de cada cual. Norman Brown. El cuerpo del amor

César Delgado

Publicado: 2023-02-01

En estos tiempos de degradación política, causa de tantos males, Alfonso López Chau, rector de la UNI, se ha convertido en una figura aislada de sensatez y cordura. Especie ocasional de Schindler, sacó de manos de las tropas de asalto de la policía a unos estudiantes venidos de provincias; en estos días la protesta es un riesgo. De sus ideas de reforma constitucional hay una muy interesante: reducir los partidos a tres: derecha, izquierda y centro. Después del fracaso de la multiplicación de los partidos, correspondería intentar lo opuesto, simplificar su excesivo número. Está bien la propuesta, me parece, salvo por una corrección: que no sean tres partidos sino dos: derecha e izquierda. El centro no existe.

Pondría como modelo la única experiencia política exitosa en esta tierra, la de los incas, campeones de la organización. Pero, ¿qué se puede aprender de una teocracia?, se reiría Hildebrandt. ¿Qué de un gulac andino?, diría Vargas Llosa. María Rostworowski podría darnos unas cuantas lecciones al respecto. Primero, que a la cabeza del gobierno del imperio estaba no uno sino dos incas, de las mitades Hanan y Hurin. En cierta forma entonces el sistema de gobierno de los incas era bipartidista. Hasta hoy las comunidades andinas se dividen en mitades para las faenas y los partidos. Segundo, que el Inca no tenía un poder absoluto. Ni Huayna Cápac, que debía aplacar a su gente con regalos cuando la ofendía con alguna desatención. Y tercero, que si bien había muchas panacas y ayllus reales (veinte, porque a los incas les gustaban los números redondos) se hallaban encuadrados dentro de los dos grandes partidos (diez por bando).

Quizá lo que buscábamos no era un Inca sino dos, de derecha y de izquierda. El centro no es un bando sino el lugar de acuerdos entre extremos. Quizá la utopía andina sea de todas las sangres en el sentido de que incluye al otro.; en otro partido, por supuesto. Es el juego de la política. Dos partidos por esto, en todas las instancias de gobierno. Partidos institucionalizados, no cacicazgos. Algo podríamos aprender de los ordenados incas.


Escrito por

César Delgado Diaz del Olmo

Ensayista. Autor de Hybris, violencia y mestizaje; Garcilaso, el Inca mestizo. Publica el blog: Volcandideces


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