JAGUARES Y CAVIARES
La ciudad parece no un colegio, ni una granja sino una selva, donde dominan los depredadores de las especies más temibles, los jaguares y los otorongos.
Las presas son los caviares; todas las presas son deliciosas. ¿Qué más da caviar que terruco? Los dos son para llevárselos a la boca, dicen aquellos.
La gente por demás se queja de la inseguridad ciudadana, la ciudad es una selva.
Es ley de los depredadores, la caza de la presa; de las víctimas, la resignación.
Ahora que los jaguares y los otorongos se ha hecho amigos ya no sabemos qué hacer. Mejor dicho, sí sabemos: no elegir a los caviares en las siguientes elecciones, por que, ¿qué podemos hacer las presas en el poder sino enfurecer a los poderosos? De lo que no estamos seguros es si elegir un jaguar de derecha o de izquierda.
—¿Y los derechos de los animales y de los bosques?
—No hables tan fuerte.
—Valor, compañero. Caviar que se respeta tiene huevos, huevos de esturión.
